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domingo, 24 de abril de 2011

Coaching. La fase de la Pregunta I

pregunta
Es importante saber lo que la persona nos quiere decir frente a una pregunta determinada. No podemos suponer lo que nos dice porque puede no ser lo que ella está transmitiendo o pensando.  En función de lo bien que yo sepa captar lo que me transmite una persona y de entender su realidad, podré ayudarla con la generación de preguntas más o menos adecuadas. Si me quedo “en lo que creo que dice”, las preguntas no serán tan efectivas como “si sé lo que dice”.
A la hora de generar preguntas, es importante determinar si éstas ayudan al cliente o no. Hay que evitar preguntas que:
  • te hagan de espejo donde se reflejen tus mismos problemas: si busco mis respuestas a través de las preguntas que, yo como coach, le haga al coachee, me estaré implicando buscando la solución de mis problemas en la solución de los problemas del coachee. A veces, yo mismo, no veo mis propios problemas pero las demás personas me los pueden hacer ver. Como RETO del coaching , tengo que distanciarme de esa situación para no implicarme, cuando esté haciendo de espejo al coachee en algún tema que como coach no tenga resuelto y saber que es algo mio.
  • sacien tu curiosidad
  • cuestionen a la persona o cliente
  • hagan presuposiciones generando una autocrítica de los problemas que tiene la persona

Las preguntas han de estar enunciadas:
  • de forma abierta
  • que hagan que la persona piense por ella misma. Es decir que para encontrar la repuesta sea necesario pensar en la respuesta y NO BUSCAR la respuesta
  • Utilizando “Qué, Cuánto, Cuándo, Quién,…” para generar conciencia y responsabilidad (ayudar a la persona a que atienda a sus necesidades, ayudar a la persona a pensar)
  • Utilizando “Por qué” para que nos den pistas sobre sus creencias y el “Por qué, Cómo” para generar pensamiento analítico y justificación
  • Utilizando “Para qué” para evitar justificar e ir a la experiencia en sí
 En el principal ASUNTO a tratar con un cliente sería adecuado preguntar:
  • ¿De qué quieres que hablemos?
  • ¿En qué te puedo ayudar?
  • ¿Para qué has venido a verme?

En el principal OBJETIVO sería adecuado preguntar:
  • ¿Cuál es tu objetivo? En donde la tarea sería ayudar a definir el objetivo empezando por uno muy poco preciso hasta llegar a uno muy específico. Este proceso lo hará la persona sin que nosotros le induzcamos en ningún momento. Si no se sabe lo que se quiere, ¿Cómo puedo saber lo que tengo que hacer para conseguirlo?

Las personas son muy hábiles en saber aquello QUE NO QUIEREN, es decir se alejan de lo que no quieren. Mientras saben lo que no quieren, huyen de lo que no saben, que precisamente es  lo que QUIEREN. Huyen de algo sin saber a dónde llegar. Hay que conseguir que la persona se diga a sí misma “a qué quiere acercarse”.
La formulación de objetivos se puede consultar en este enlace.

También nos ayudamos de la detección de las creencias que pueda tener la persona para ayudarla a que abra su caja de herramientas y se dé cuenta de qué herramientas utilizó en el pasado y evaluar, en el caso de que le fueran bien, si las puede volver a utilizar en el presente.

Al estar las creencias muy relacionadas con aquello que pensamos de las cosas, las preguntas enfocadas a detectar esas creencias limitantes, tales como “¿Qué crees que te está limitando?” son claves.

Destacar que la mayoría de las respuestas están en uno mismo y por eso es fundamental mirarse el interior de cada uno. A la hora de detectar información en las respuestas es importante darse cuenta en:
  • la eliminación de información de las experiencias que queremos transmitir. Eso sólo provoca distorsionar la imagen que se quiere transmitir y que capta un receptor
  • la generalización de las experiencias: Palabras cómo: “todos”, “siempre”, ”nadie”, “ninguno”, “nunca”, etc…

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