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viernes, 9 de septiembre de 2011

Emociones II

emociones
Partimos de la base que los seres humanos tenemos dos cerebros:
  1. el emocional: el estómago
  2. el mental: el cerebro (es donde está el almacén y también es donde las cosas han de tener su nombre para poderlas almacenar).

y siempre uno de ellos es el que decide, en nuestro caso el que decide es el cerebro emocional (el estómago). Las emociones entran por el estómago y posteriormente se desplazan al órgano de nuestro cuerpo correspondiente a la interpretación que le damos a lo que estamos sintiendo. En general se puede decir que estas emociones se identifican con estos órganos humanos, aunque después cada persona tenga sus particularidades:
  • rabia: el hígado
  • miedo: los riñones
  • tristeza: el corazón
  • etc.

El cerebro emocional recibe las emociones y toma una decisión al respecto informando posteriormente al cerebro mental. El cerebro emocional reacciona mucho más rápido que el mental. Si la emoción permanece más en 0,3 segundos en el cerebro emocional, el cerebro mental es capaz de captarla y en ese tiempo el cerebro emocional ha sido capaz de tomar una decisión. Una vez informado al cerebro mental (el centro de recursos), es allí donde necesitamos poner nombre a lo que estamos sintiendo (saber lo que nos pasa) para poderlo almacenar. Puede suceder que el cerebro mental produzca tanto ruido que nos impida escuchar al cerebro emocional y es ese obstáculo el que nos impedirá ponerle nombre a esa emoción, y si no le podemos poner nombre, no podremos gestionarla.

El ser humano, biológicamente, está constantemente sintiendo emociones. No decidimos sentirlas o no sentirlas, simplemente recibimos la emoción y somos nosotros los encargados de gestionarla. Las emociones se pueden reprimir pero no se pueden controlar. Al reprimirlas, lo único que se consigue es hacerlas más insoportables y pesadas hasta que no las puedes soportar más y las expulsas de golpe, salpicando a todos los que tengas a tu alrededor. Gestionando la emoción, le das la salida adecuada para que no te haga daño.

No podemos escoger o desarrollar ser emocionales o no ya que todos lo somos. Lo que sí podemos desarrollar es el ser sensibles o no, donde el ser sensible lo definimos como la capacidad de captar tus propias emociones para permitirte darte cuenta de lo que te pasa y actuar en consecuencia y así evolucionar. Si no eres sensible (en todos los sentidos de los “Sistemas representacionales VAK”) para ti mismo, no lo serás para los demás. La sensibilidad es cultural y por tanto tenemos la capacidad de desarrollarla. Cuánto más sensibilidad se tenga desarrollada, más capacidad se tiene de poner nombre a las emociones que se reciben.
Existen 4 emociones básicas:
  1. Ira: se resuelve con la comprensión ganando Amor
  2. Miedo: se resuelve con la protección ganando Seguridad
  3. Tristeza: se resuelve con el consuelo ganando Alegría.
  4. Alegría

Si decido quedarme la EMOCIÓN dentro de mí y aceptarla (siempre por decisión propia e influenciado por la cultura en la que esté viviendo), desde mi interior puedo intervenir y convertirla en un SENTIMIENTO, para poderla transmitir a través de un mensaje; ejemplo: cuando te enamoras de una persona y al cabo de poco tiempo le transmites tus sentimientos con frases como “Te quiero”, “Te amo”. En un ejemplo de tristeza, se expresaría tu sentimiento a través de un duelo.

Si este SENTIMIENTO me dura más de 6 meses, lo convierto en un ESTADO DE ÁNIMO y es en este punto donde interviene la terapia y deja de intervenir el coaching. A partir de este punto si ese ESTADO DE ÁNIMO perdura se convierte en ANSIEDAD.

Si no somos capaces de poner nombre a la emoción que nos entra, si desconocemos lo que sentimos, esta emoción se convierte directamente en ANSIEDAD. En este punto es donde interviene la agresividad que se puede manifestar debido al desconocimiento de lo que estoy sintiendo.

No hay emociones buenas ni malas, cada una cumple su función en nuestra biología, por lo tanto las necesitamos todas como medio para sobrevivir.Todas las emociones son necesarias ya que nos informan de algo que debemos de atender. Es nuestra misión averiguar qué nos están informando para ponerle nombre y aprender de ellas y así hacer que esa emoción no nos vuelva a venir:


“la emoción dejará de existir cuando la gestione y reconozca
la información que me transmite”


En el caso de que no seamos capaces de gestionar esa información, necesitaremos de unas herramientas para comprenderlas. Al ponerle nombre a eso que nos informan las emociones, podemos saber qué hacer con lo que nos está pasando. 

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