El feedback nos permite ofrecer información útil a partir de aspectos que nosotros percibimos de una persona (acciones, conductas, pensamientos, creencias, etc.) para darle puntos de referencia de apoyo en la mejora de esos aspectos o en la consecución de sus objetivos. El despertar en la persona otras formas de ver las cosas, la ayuda a continuar en su proceso de mejora evitando que se estanque. Tenemos dos tipos de feedbacks: positivos y negativos. Éstos a su vez se puede dividir en si son concretos o generales:
- Generales-Negativos: “No me gusta como vistes"
- Generales-Positivos: “Me gusta como hablas”
- Concretos-Negativos: “Ese balance está descuadrado”
- Concretos-Positivos: “Tu agenda para hoy está muy bien planificada”
- Ofrecido a la persona bajo petición y en el momento adecuado, cerca de cuando se produjo la acción
- Ser concreto (evitar adverbios como “todo, nada, nunca, siempre”, etc.)
- Describir y no evaluar
- Ser verificable
- Estar orientado al objetivo, a un objetivo definido: ¿Qué quiere la persona?
- Empezar a que la persona se dé cuenta de aquello que le está limitando y ayudarle a que genere opciones para que rompa esas limitaciones
- Obtener de la persona un compromiso firme para lograr su objetivo. Sin compromiso no existe ningún objetivo ni se puede obtener ningún resultado, por mucha situación actual y deseada que tengas
- Conocer el contexto de cada situación para poder trabajar el proceso de coaching ya que de lo contrario se pueden plantear objetivos inalcanzables
- Estar centrado en la conducta no en la persona. “No somos lo que hacemos”
- Dar más importancia al QUÉ que al POR QUÉ, no argumentando la información que se transmite
Como puntos principales en la exposición de un Feedback, tenemos:
- Exponer los aspectos a mejorar, cómo te ven los demás centrándose en el HACER (referido al hecho en sí) y no en el SER (referido a la persona)
- Exponer los aspectos positivos que he detectado en el HACER (en la acción que ha hecho esa persona y que a mi me ha llegado)